viernes, 6 de abril de 2012

Información y conocimiento

viernes, 6 de abril de 2012
Vivimos en la era de la información. Nunca, en ningún otro momento de la Historia se ha disfrutado de semejante capacidad para almacenar, clasificar y transmitir información. Sin embargo, la capacidad del ser humano no ha variado. Esto provoca que, paradójicamente, la sociedad se encuentre más perdida y más mal informada que en otras épocas en las que las limitaciones tecnológicas actuaban como filtro y, de esta forma, sólo aquella información valiosa y contrastada era publicada.

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Fuente: elaboración propia
Hasta ahora, las dificultades consistían en la búsqueda de sistemas de almacenaje, clasificación, transmisión y  recuperación de la información. Con la informática, el almacenaje y transmisión de la información quedaban satisfactoriamente resueltos, pero al aumentar la cantidad de información y los medios de transmisión, los sistemas de clasificación y recuperación quedaban obsoletos. Es decir, el avance tecnológico que implica una mayor capacidad para almacenar y transmitir información, provoca que esta sea menos accesible al quedarse los sistemas que permiten al ser humano recuperarla de forma precisa y exhaustiva, inútiles.

Pero la información es tan sólo lo que los sistemas informáticos manejan bien. Es para lo que están hechos. Lo que no saben manejar ya que de momento no «comprenden», es el conocimiento. El Saber Humano ha sido almacenado (y clasificado y transmitido) a lo largo de la Historia de diversas maneras, pero ha sido siempre el ser humano el que finalmente ha «capitalizado» toda esa información en forma de conocimiento útil para el mismo. Toda la información del universo no sirve para nada sino es capaz de generar un conocimiento útil en un receptor adecuado. Los datos son la materia bruta de la información, y la información lo es a su vez del conocimiento.

Los datos en forma de unos y ceros son indistinguibles para un computador que los almacena y transmite indiscriminadamente. Si le aplicamos un protocolo podremos organizar dichos datos en forma de información coherente. Pero es sólo el ser humano el que es capaz de convertir esa información en conocimiento.

Y para lograr esto es necesario que le llegue de una forma ordenada e inteligible. Que sea precisa, exhaustiva y relevante, arreglo a unos deseos de conocimiento específico, entre todo el creciente ruido en las Redes.

jueves, 5 de abril de 2012

Cambios en el blog

jueves, 5 de abril de 2012
Desde ayer, el blog pasó a llamarse Información y realidad. El resto de direcciones, canales de suscripción y demás, se mantienen como estaban. 

El cambio de nombre responde a una actualización de la temática del blog, en la que se van a incluir aspectos de teoría de la información, de gestión documental, y otros aspectos relacionados con las nuevas tecnologías y el acceso a la información. Además de los anteriores, aunque estos en menor medida.

Espero que sea de su agrado.

sábado, 4 de febrero de 2012

La misma guerra de siempre

sábado, 4 de febrero de 2012
¿Tienen dueño las ideas? Esta sencilla pregunta, esconde un debate seguramente mucho más profundo de lo que parece a simple vista. Actualmente, en la era de la información, de la comunicación, y del intercambio de ideas en forma de etéreos flujos de bits a través de la nube, auténtica metáfora del reino platónico de las ideas, adquiere una importancia como seguramente en la Historia no ha tenido nunca.

Tener una idea se asocia con una bombillita que surge de repente sobre tu cabeza. Pero poseer una como si se pudiera guardar en un cajón, se me antoja extraño y distinto. Que ahora se hable de la propiedad intelectual, y se realicen acciones judiciales y policiales como si de robos de banco se tratase, me hace sentir como si me hubiera perdido algo. No observo que se hable de propiedades intelectuales, sino de propiedades materiales. O del fruto material del comercio con ellas.

¿Cómo se ha llegado a esto? Imagino que en la antiguedad las ideas no significaban nada si no se ponían en práctica. El comercio con «ideas», apenas se ha realizado o ha supuesto importancia alguna en la Historia. Siempre se ha comerciado con el producto de dichas ideas.

Con la escritura fue posible plasmar esas ideas en un medio físico. Pero dados los medios de producción y comunicación que han existitdo hasta hace muy poco, no tenía sentido el comercio con estos medios. Las ideas se almacenaban en pergaminos, esculturas, pinturas, etc, en grandes bibiliotecas y museos, a las cuales la gente acudía para consultarlas o disfrutar de su contemplación.

¿Qué ganaban los autores? Reconocimiento, prestigio, privilegios, aquello que tenía valor en aquel entonces. El autor era el personaje principal en esta historia. Alguien que tenía «buenas ideas», como para que se las copiaran a mano, tenía «autoridad». Era alguien importante, envidiado, relevante, escuchado. Los grandes filósofos competían entre sí para ver quien describía mejor la realidad. Muchos hubieran deseado ser uno de ellos.

Con la llegada de la imprenta muchos siglos después de la escritura, esta situación cambió ligeramente. Sin embargo, se utilizó para difundir libros clásicos (cultura greco-romana), eclesiasticos o religiosos (La Biblia) o por encargos de las «autoridades» políticas. La estructura social y política, así como la poca o nula alfabetización de la gran mayoría de la población, ocasionaron que no existiera un comercio literario o cultural auténtico hasta mucho después. Todo giraba alrededor de las necesidades de las jerarquía gobernantes, siendo sus necesidades las que definían el panorama de «intercambio cultural» de la época.

Ni las mejoras tecnológicas posteriores pudieron cambiar la situación. No fue hasta después de las revoluciones políticas de la era contemporánea, cuando la difusión de la cultura ya no dependia tanto de las decisiones de unos pocos. Sin embargo, los medios de comunicación continuaban estando controlados por el poder. La información era proporcionada y filtrada desde arriba en la jerarquía política. La alfabetización comenzaba a aumentar significativamente, pero el intercambio cultural contínuaba siendo muy escaso debido a que no existían medios al alcance del pueblo llano para ello. Por primera vez en la Historia, la sociedad tiene actualmente la capacidad tecnológica, las herramientas, la alfabetización y los conocimientos necesarios para tener sus propios canales de comunicación. Y, ¿es ahora cuando surge la necesidad de definir legalmente la «propiedad intelectual» o los «derechos de los autores»?.

El problema es que estamos inmersos en la crisis de un modelo económico basado en el consumismo sistemático, gestado desde pasada la 2ª Guerra Mundial. Guerra que, como muchas otras, sirvio de pretexto para salvar algunas economías. Las editoriales y los canales de distribución que han fomentado dicho modelo (entre otros) y que se han enriquecido con el, contemplan de pronto como una gran parte de la sociedad, así como los autores que pueden distribuir sus obras por otros canales, no les necesita. Sus modelos de negocio ineficientes, orientados a maximizar el beneficio no a través de la satisfacción del usuario, sino de su explotación, se ven amenazados. Nunca supusieron un valor para el consumidor, simplemente, no había otra opción.

Claro que es necesario un debate sobre hasta qué punto un autor ha de tener alguna retribución por las ganacias que otros logran gracias a comerciar con sus obras intelectuales. Pero también hay que tener en cuenta en la discusión, el beneficio que supone para el autor la difusiòn de su obra, que le puede ser útil para lograr reconocimiento en otros ámbitos. Por otro lado, el sostenimiento de servidores para alojar todo tipo de material, tiene un coste, y tiene sentido cobrar algo por ello. Pero la cuestión es buscar cabezas de turco para volver a controlar los canales de distribución. Quitarse de en medio a nuevos agentes que crean competencia indeseada.

En definitiva, es una guerra (la World War Web, como algunos la definen) por la defensa del «status quo». La guerra de unas minorías poderosas que han monopolizado los recursos, contra las mayorías  que buscan alternativas.

Una guerra nueva, pero por lo mismo de siempre

lunes, 9 de enero de 2012

Lengua y simbolismo

lunes, 9 de enero de 2012
La multitud de lenguas representa las distintas formas de relacionarse con el mundo, en función de cada forma local de hacerlo

¿Que diferencia a unas lenguas de otras? ¿son igual de útiles? Millones de años de  lentos cambios biológicos fueron necesarios para que un ser vivo desarrollara la capacidad de emitir sonidos y de utilizar estos para comunicarse con sus congéneres. Varias son las especies que actualmente hacen uso de esta habilidad, pero si hay una cualidad que distingue a los homínidos del resto de las que pueblan o han poblado este planeta, es seguramente la capacidad de representación simbólica.

Gracias a esta característica, los primitivos seres humanos tenían la facultad de identificar aquello que les era de necesidad o les preocupaba: peligros, seres mitológicos que representaban fuerzas de la naturaleza, etc. Y así, de esta forma, abstrajeron y sintetizaron en símbolos todas aquellas cosas de su entorno natural que eran capaces de interpretar. Con la intención de enfrentarse con mayores garantías a la gran cantidad de peligros del durísimo mundo prehistórico en el que la especie humana comenzó su andadura, los seres humanos se dispusieron a organizarse alrededor de tótemes, que representaban para ellos todo aquello gracias a lo cual lograban sobrevivir un día más. Con esta forma de representar e intentar comprender a la naturaleza, esta tenía por fin a alguien que le escuchara y que poco a poco, empezaba a entenderla.(1)

El tótem es aún hoy una forma de representación simbólica que de alguna forma aúna toda la creencia mística del grupoEstos símbolos alrededor de los cuales se organizaban las personas, poseen desde entonces por este motivo una característica fundamental: no son exclusivos de un solo individuo. Un símbolo que sólo es entendido por una persona no es útil, no cumple su función básica. Se puede suponer que el descubrimiento de un símbolo implica la existencia tras él de un grupo de personas para las cuales tiene el mismo significado o muy similar. Se desprende de esta circunstancia otra peculiaridad, como consecuencia de que cada grupo desarrollara su propio código simbólico, pasando a formar parte de su bagaje cultural: su carácter eminentemente tribal.

Considerando el concepto «nación» como un concepto evolucionado de tribu con similares elementos identificativos, la lengua es también uno de ellos y de las que más reacciones suscita entre los miembros del grupo en cuanto la ven «atacada». Reacción que como se puede comprobar parece que ha perdurado en la memoria colectiva, y que se hace notar en aquellos colectivos que viven sujetos fuertemente a su pasado.

Paradójicamente, a pesar de su origen, una lengua adquiere mayor importancia por cuanto es capaz de transcender de su carácter local y sirve como herramienta de comunicación de pueblos, razas y culturas distintas. Es de esta forma como acaba perdurando en el tiempo y como una lengua se expande geográficamente: por su universalidad.

escritura_modernaPara que se dé esta circunstancia no basta con disponer de un conjunto de símbolos representados en imágenes o monumentos, que definan conceptos abstractos y poco definidos. Si bien el lenguaje sonoro y el uso de símbolos fueron logros importantes, mucho más especial fue el «milagroso» surgir de la habilidad mental y cultural de elaborar un lenguaje sofisticado capaz de transmitir ideas y conceptos elaborados, mucho más allá de las necesidades primarias animales. Hace unos 6000 años aproximadamente, esta capacidad de representación simbólica y de comunicación mediante un lenguaje con estructuras sintácticas dio como fruto otro de los grandes hitos de la humanidad: el lenguaje escrito.

Desde la antigüedad hasta la actualidad

¿Que determina el éxito de una lengua?. Pregunta muy ambiciosa la que enfrentarse. En principio, se puede suponer que cualesquiera lenguas que cumplan las características citadas son teóricamente iguales. Pero en la práctica vemos que no todas lo son, por diversas causas:
  • El número de hablantes.
  • La existencia dentro de entornos sociales distintos.
  • El desarrollo histórico y político.
  • La existencia de una literatura importante.  
Todos estos factores están interrelacionados. Unos influyen en el resto recíprocamente, lo que obliga a considerar todo en su conjunto. Una lengua permite a una sociedad desarrollarse, al poder compartir y transmitir conocimientos y soluciones de problemas. Dicho desarrollo permite la existencia de una mejor educación, lo que hace que la lengua se enriquezca, lo cuál a su vez provoca que el intercambio de conocimientos sea más eficiente y más complejo, repitiendose el ciclo. Pero si tenemos que escoger un factor que puede influir con mayor fuerza que otras en el desarrollo y expansión de una lengua, ese no es otro que el poder político. 

Desde el momento en que una entidad política decide sobre un símbolo tribal, puede hacerlo para superar esa forma de organizarse basada en el miedo hacia peligros externos, con imaginarios enemigos acechando por doquier; hacía otra basada en otros conceptos más racionales. No siempre se hace bien, ya que generalmente, el poder político se ha limitado a imponer su criterio particular, no necesariamente mejor que cualquier otro.

O puede hacerlo para todo lo contrario. Hacer uso de las herramientas políticas que un sistema ofrece, para difundir la supuesta existencia de enemigos externos al mismo, estimulando el miedo tribal atávico de los seres humanos. De esta forma, lograr que se reúnan imaginariamente convencidos de alcanzar la seguridad, alrededor de un tótem adecuadamente escogido, como una lengua local. Y así, obtienen además el apoyo necesario que esas herramientas políticas requieren dentro del sistema, para su beneficio.


(1) Arsuaga, J. L., "Capitulo 9. Y el mundo se hizo transparente", El collar del neandertal: en busca de los primeros pensadores. 8ª ed. Madrid: Temas de Hoy, 1999

Nota: este artículo ha sido modificado y reeditado. La anterior versión está aquí.

viernes, 11 de noviembre de 2011

La economía del bien común

viernes, 11 de noviembre de 2011
bien común
¿Debe estar la economía al servicio de la sociedad?. Si es así, entonces  ésta ha de tener los instrumentos políticos adecuados para poder decidir sobre dicha función. De lo contrario, no hay forma de impedir que la sociedad se convierta en una mera consumidora pasiva, a expensas de los que dominen el mercado.

Cada vez más gente piensa que el capitalismo actual no es válido, motivo para el que existen fundamentadas razones. El problema es la deriva que puede ocasionar hacía posturas tradicionalmente de extrema izquierda. Por ejemplo, instaurar una economía planificada y la eliminación de la propiedad privada, medidas que serían totalmente nefastas tanto individual como colectivamente, como también demuestran los hechos.

Desde este rincón se viene defendiendo que el problema no es tanto el capitalismo en si mismo, como el anteponer sus premisas sobre la voluntad democrática de los pueblos (en definitiva, anteponer un sistema económico sobre el político, lo que es una aberración desde el principio). Si se lograra un mercado libre de la siguiente manera, no veo en qué podría ser perjudicial. Más bien parece que al contrario:
  • Compuesto por individuos con igualdad de oportunidad, y un sistema judicial que lo sostenga.
  • Un mercado regulado para impedir cualquier intento por romper estas condiciones en beneficio de unos pocos.
  • Competencia por ofrecer los mejores productos, bajo una reglas decididas por el conjunto de la sociedad a través de los mecanismos adecuados.
El problema es que  este no es el «mercado libre» que hasta ahora hemos tenido. En los EUA, el mercado libre consiste en que las grandes corporaciones y otras entidades político-financieras, tienen vía libre para influir con toda la fuerza de la que dispongan sobre el poder político. De la misma forma, hacen uso de la libertad que el sistema legal les ofrece, para subyugar con el consumismo (las llamadas «máquinas de felicidad») a la sociedad.

En Europa, las sociedades apenas disponen de mecanismos políticos de participación. Sus políticos monopolizan el poder. Por tanto, el poder económico de los EUA y todo el europeo que le sea afín, tan sólo tiene que «influir» adecuadamente sobre un puñado de jefes políticos, para tener sometida a la población entera. Con la única excepción de Suiza y recientemente, Islandia. El problema es por tanto, simple y llanamente, no disponer de la suficiente democracia

Tal vez el primer problema de capitalismo, cuya gravedad está en función de la cultura de la sociedad en concreto, es la no reinversión de las ganancias en la propia empresa o en la sociedad. De esta forma, un empresario puede tener una empresa con éxito, ganar mucho dinero, gastarlo en yates, cochazos y otro tipo de productos más erótico-festivos, y el resto desviarlo a paraísos fiscales. La empresa finalmente acabará obsoleta y quebrará, dejando a sus empleados en paro. Situación que no le importará lo más mínimo al empresario protagonista, ya que podrá volver a comenzar para dejar en el miserable paro de nuevo a muchos ciudadanos y continuar enriqueciéndose. Mientras tanto, la sociedad no sólo no ha recibido beneficio alguno, si no que ha de observar atónita, como su dinero ha ido parar a no se sabe dónde.

Cada uno puede gastarse el dinero en lo que quiera, dirán algunos. El problema es que esta forma de actuar es completamente incongruente con las propias reglas del sistema capitalista, que consiste en el crecimiento continuo. Si no se reinvierte en el negocio para mejorarlo, para hacerlo más competitivo y en definitiva, más útil a la sociedad (o al bien común), no sirve para nada. Y si encima los poderes públicos y políticos participan de este expolio a la sociedad, entonces ya estamos hablando de un auténtico atentado social. Esto es lo que ha estado ocurriendo con la burbuja inmobiliaria, que no ha generado crecimiento ni productividad real ninguna, y que ahora lleva a millones de ciudadanos al paro.

En este sentido no es suficiente con tener democracia. Es necesario conocer estos defectos y problemas potenciales para prevenirlos. En el revelador vídeo a continuación, recomendado por un compañero, se proponen una serie de medidas alternativas a este sistema. Está presentado por el autor de la propuesta, Chistian Felber:

martes, 16 de agosto de 2011

Hablemos bien de España (III)

martes, 16 de agosto de 2011

Ciencia y tecnología

Uno de los grandes problemas que la actual crisis ha evidenciado en España es la inexistencia de un sector tecnológico, industrial y científico, con capacidad de innovar y desarrollar alternativas que permitan abrir nuevas rutas para salir de la misma. En más de 30 años de supuesta democracia, las principales vías de ingresos siguen siendo ahora que la burbuja inmobiliaria ha estallado, los servicios, el turismo y el comercio interno. La ciencia y la tecnología continúan al margen  de los grandes proyectos. En las altas esferas apenas existe nadie de estos sectores en comparación con otros cuyos colegios profesionales disfrutan de grandes privilegios concedidos por el poder político, mientras el resto se esfuerzan por subsistir. Pero, ¿ha sido siempre así?. Al parecer no solo no ha sido así sino que a poco que se hubiera dedicado un poco de cuidado a reconocer la labor de muchos científicos, ingenieros e industriales emprendedores e innovadores, la situación podría haber sido totalmente distinta.

Además de los clásicos conocidos del autogiro de De la Cierva, el Submarino de Monturiol y Peral, el Talgo, la fregona, el chupa-chups; o los premios nobel de Ramón y Cajal y Severo Ochoa, existen otros logros científicos y de ingeniería españoles apenas conocidos y que pueden sorprender a más de uno. A mi por lo menos me causó ese efecto:

Diego Marín Aguilera: primer aviador español y pionero de la ciencia aeronáutica (1793):

Pues si, por increíble que parezca, la primera persona que realizo un auténtico vuelo no fueron los hermanos Wright, sino un español de Burgos. Tal vez no sepamos esto, ni la comunidad internacional lo recuerde, porque los propios convecinos de nuestro héroe, asustados e incrédulos, quemaron el aparato con el que había logrado la hazaña. Es verdad que los políticos que tenemos son nefastos, pero aunque resulte duro decirlo, poco hemos hecho los españoles por merecer otros cuando nos dedicamos a machacar a nuestro vecino solo por tener una idea diferente, y que además, funciona. Hoy en día su logro es recordado, pero tal vez, un poco tarde.

El primer helicóptero funcional (1924):

No solo el autogiro fue un logro de ingeniería que más tarde contribuiría al desarrollo del helicóptero, es que la llamada Libélula española es muy probablemente el primero de ellos. Tan solo se construyó un prototipo.

Leonardo Torres Quevedo, ingeniero español artífice del Spanish AeroCar y creador del primer robot teledirigido, el Telekino (1852-1936)

Telekino, el primer barco telegirigidoEste excepcional ingeniero, inventor y científico, miembro de la Academia de las Ciencias de Paris, de la Sociedad Matemática Española y de la Real Academia Española, es conocido mundialmente por ser el diseñador del Spanish Aerocar, un teleférico que una empresa española y con diseño y capital español, construyó en las célebres cataratas del Niágara, en El Canadá. Finalizado en 1916, aún hoy en día sigue prestando servicio de forma ejemplar. De hecho, este era el motivo de incluirlo aquí, pero finalmente otro dato más sorprendente si cabe me ha llamado la atención. Este singular hombre, tiene el honor de ser el primero en construir un sistema radio-controlado (el Telekino), el mismo o similar sistema que hoy en día se utiliza en misiles, sondas espaciales no tripuladas, juguetes, y un sin fin más de aplicaciones de control a distancia. La falta de financiación le impidió poner en práctica su logro. Murió en plena Guerra Civil, y con el, gran parte del futuro de España.
Nota (12/06/2020): Torres Quevedo posee otro logro relevante como fue construir la primera máquina de ajedrez autónoma inteligente, capaz de jugar contra un humano.

Hispano-Suiza, precursora de las grandes marcas industriales europeas (1901~1946):

Casi todo el mundo conoce esta marca española de automóviles y sus bonitos deportivos, lo que puede que no conozca tanta gente, yo al menos era uno de ellos, es que esta marca española era un referente industrial en la fabricación de motores de aviación, entre otras cosas. Era así hasta el punto de que la gran mayoría de aviones aliados que participaron en la Primera Guerra Mundial llevaban un motor de esta marca en sus entrañas, contribuyendo decisivamente a la victoria final. Las causas que favorecieron la aparición de esta marca en España fue el excepcional desarrollo industrial que se produjo en Cataluña a principios del Siglo XX. Las causas de su desaparición fueron los prejuicios antiburgueses de la Segunda República al estar esta marca relacionada con los automóviles de lujo, y posteriormente su absorción en el INI durante la dictadura franquista (desembocando en la actual Pegaso, prácticamente desaparecida). En ambos casos la empresa se colectivizo y se nacionalizó, sin existir ningún motivo para ello. Fueron las intervenciones políticas, más interesadas en sus propios intereses que en los de la sociedad, las que acabaron con esta insigne marca industrial.

Emilio Herrera, inventor del traje para vuelo estratosférico, precursor del traje de astronauta (1935):

Escafandra estratosférica de Emilio HerreraAsí es, no fue la Unión Soviética, pionera en la carrera espacial, ni nadie de los Estados Unidos de América. Fue un español de Granada el que construyó y probó con éxito el primer traje que se le podría llamar de astronauta. En qué se estuvo perdiendo el tiempo después, en lugar de aprovechar estos descubrimientos, no es necesario recordar. Tan sólo indicar que este hombre ejemplar fue el presidente de la República Española en el exilio, tras la Guerra Civil. Pueden imaginar por qué apenas nadie se acuerda hoy en día.

Eduardo Barreiros, uno de los artífices de las recuperaciones industriales de España y Cuba, auténtico emprendedor ejemplar (1919~1992):

El Taíno: motor diseñado enteramente por la emrpesa de Barreiros y que logró vencer en una dura prueba a un motor de la NissanA tenor de todo lo visto, si en España no disfrutamos hoy en día de una industria automovilística con tecnología propia como la tienen Italia, Francia, Alemania, Reino Unido y varios países más de nuestro entorno, capaz de generar puestos de trabajo, de exportar al exterior, y de generar de esta forma ingresos y progreso al país y a la sociedad que le da forma, es sencillamente por que no nos ha dado la gana. O al menos, no lo han querido así los dirigentes que en un momento u otro esa misma sociedad les ha apoyado para que tomaran dichas decisiones. La historia del industrial autodidacta Eduardo Barreiros lo demuestra, al ser una persona que gracias a sus propios méritos, su humildad, su ingenio, su capacidad de trabajo en equipo y de su voluntad de rodearse de los mejores, no de los más pelotas, creo prácticamente de la nada una industria de fabricación de vehículos que levanto al país en los momentos más difíciles. ¿Porque se frustró este impresionante proyecto? una vez más debido a las decisiones políticas y a un sistema que pretendía filtrar en exceso las iniciativas permitiendo tan solo aquellas que fueran favorables a los intereses de la oligarquía gobernante. El INI, órgano estatal que actuaba como un autentico cuello de botella para las iniciativas particulares, no concedió permisos a Barreiros para, entre otras cosas, la construcción de turismos, para no competir así con la Pegaso (propiedad del INI gracias a nacionalizar la Hispano-Suiza) y Seat, instaurada en Barcelona para contentar a las oligarquías nacionalistas catalanas. Lo más sorprendente para mi es que tuviera que irse finalmente a Cuba, desarrollando para ello un motor enteramente propio que fue capaz de superar en una dura prueba a otro de la mismísima Nissan.

La ciencia ficción

El género de la ciencia-ficción en España está considerado como algo minoritario, menospreciado por regla general, y mal comprendido la mayoría de las veces. Largo sería de contar los motivos, pero digamos que a la clase dirigente nunca les ha gustado este género por cuanto requiere de una mente abierta a otras posibilidades, mentes que no desean someterse a los caminos preestablecidos. Fuera de España sin embargo, la ciencia-ficción es un género que destaca en los principales países, desde la antigua Unión Soviética y la actual Rusia, hasta los EUA, pasando por Alemania o el Reino Unido. En España esta situación anómala respecto del resto de países desarrollados no es consecuencia de la inexistencia de escritores y aficionados, más bien lo es debido a la falta de conexión entre la clase dirigente y la sociedad que los padece.

Enrique Gaspar, primera novela en la que aparece una máquina del tiempo, anterior a la célebre de H. G. Wells (1887):

Portada de la obra de Enrique Gaspar, "El anacronópete"Parece ser que lo que todo el mundo creía, gracias a los esfuerzos de los países de habla anglosajona, no es cierto. No fue la famosa obra del no menos célebre escritor en dicha lengua H. G. Wells, versionada y llevada a la gran pantalla varias veces, la primera en la que aparecía una máquina capaz de viajar en el tiempo. Fue Don Enrique Gaspar y Rimbau, un madrileño afincado en Valencia, tierra fértil en este género, el que con su totalmente desconocida hasta hace muy poco obra,  “El Anacronópete”, el que ostenta el reciente reconocimiento internacional de ser el primero. ¿Quien ha puesto las cosas en su sitio? ¿ha sido algún grupo de fanáticos españolistas?, no, ha sido la mismísima British Library la que ha rescatado esta obra para darle el reconocimiento que se merece.

Conclusión

No era intención de hacer una serie de artículos «españolistas», de carácter sesgado y de apología nacionalista, pero se hace difícil hablar de estas cosas sin que a alguien le haya parecido así. La intención en todo caso era la poner las cosas en su sitio, ya que una cosa es no caer en tópicos de exaltación patriotera, y otra es caer por pasividad y tener que tragar, con los de otros lugares.

El caso es que a principios de siglo pasado, España era líder en la industria de la automoción, aeronáutica, marina, sistemas de telecontrol, y la incipiente tecnología espacial. Ahora España es un país en quiebra, a punto de ser rescatado. Los únicos responsables de esto somos nosotros mismos. No se trata de darnos un valor especial, ni reclamar «nuestro glorioso destino unido en lo universal», ni nada por el estilo. Se trata sencillamente de superar ese «inferiorismo» que se arrastra desde la autocracia de la posguerra, y de saber que podemos ser tan buenos como cualquier otro país. Sólo hay que trabajar un poco, en la dirección correcta. Ya estamos tardando.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Hablemos bien de España (I)

miércoles, 10 de agosto de 2011
Llegó por fin el periodo estival. Muchos saldrán fuera de España. Tal vez en algún momento tengan que comentar sobre su país de origen, contar cuales son sus virtudes, su Historia, sus logros. Y puede que no sepan que decir. Los motivos de por qué nos ocurre esto pueden ser muchos y largos de contar. Uno de ellos es ir a países que históricamente han sido enemigos o bien, han sido ocupados por el antiguo Imperio Español, los cuales, por avatares de la Historia, guerras mundiales y cosas así, han formado bloque en contra de la historiografía y pasados españoles y su herencia cultural. Esto sumado a la propia idiosincrasia española, llena de complejos, incapaz de realizar autocritica, deseando vivir eternamente de glorias pasadas y perdidas, con una sociedad dividida y llena de envidias debidas a un pasado caciquil todavía sin superar, hace que sucumbamos a una realidad falsa, impuesta por los hechos consumados y nuestra incapacidad para combatirlos.

lunes, 8 de agosto de 2011

Hablemos bien de España (II)

lunes, 8 de agosto de 2011

El Imperio Español

Un pasado imperialista no tiene buena imagen en la corriente políticamente correcta de la actualidad. Si me permiten opinar los historiadores más expertos que yo en estos temas, todo parece indicar que en su época los imperios eran la forma en la que las sociedades más tecnológicamente desarrolladas se propagaban. Así es como se ha configurado el presente, y muy probablemente, como hoy en día se configura el futuro haciéndose en gran parte a través de la economía (con la diferencia de que en este caso, es sin que lo sepamos). Sin embargo, también es cierto que a la larga los imperios difícilmente se sostienen, menos todavía en la época en la que le toco al español. El de Roma cayó, y así lo hizo el español diría que casi por los mismos motivos: una excesiva centralización y jerarquización del poder, la abusiva imposición cultural, y la corrupción política. En definitiva, por intentar sostener un sistema en un momento de la Historia demasiado temprano. Ni tan siquiera hoy en día se puede decir que sea posible.